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El Ejército de Liberación del Señor: Uganda y el niño arma

Cuando un inocente paga a base de sufrimiento por los errores y caprichos de los poderosos es cuando más se manifiesta la parte oscura que envuelve cualquier guerra o conflicto, esa parte oscura que apenas está iluminada por la luz de los mismos inocentes que lo único que ansían es la paz y la reconciliación. ¿Y quién más inocente que un niño? Pero ellos también están ahí, ideando juegos e intentando aprender, mientras sus mayores sólo buscan la mejor manera de volarse los sesos entre ellos. Y en algunos lugares donde la crueldad no ha conocido límites no han podido resistir la tentación de aprovecharse de la inocencia de la infancia y ponerla al favor de la guerra. Es el caso, entre otros, de Uganda, donde los tristemente conocidos como «niños soldado» han superado ya los diez mil en los 24 años de conflicto entre gobierno y guerrilla. Por no hablar de las mutilaciones como castigo (labios, nariz, extremidades, orejas…).

Actualmente el país africano vive algo más en calma que durante los años duros del conflicto, pero aún así miles de niños se ven obligados cada noche a acudir a refugios especiales por temor a ser secuestrados para ser usados como soldados. Son los denominados «Invisibles» o «caminantes nocturnos», chiquillos de todas las edades que pueden andar hasta más de 20 kilómetros desde sus aldeas para dormir seguros.

Tras la independización de Uganda como colonia del Reino Unido, el país africano, con capital en Kampala, vivió un tiempo de inestabilidad política hasta que la guerrilla liderada por Yoweri Museveni tomó el poder en 1986. Desde entonces, Museveni ha presidido de forma aparentemente democrática, ya que los procesos electorales llevados a cabo nunca han sido del todo regulares según algunas organizaciones internacionales. A pesar de todo, Museveni trajo la estabilidad al país, excepto en el norte. Un grupo de miembros de la etnia acholi, que tradicionalmente ocupa la parte septentrional de esta región, se alzó en armas contra el recién instaurado régimen de Museveni con la intención de gobernar el país bajo los Diez Mandamientos de la religión católica. Es el Ejército de Resistencia del Señor, dirigido por Joseph Kony y más conocido por sus siglas en inglés, LRA (Lord’s Resistance Army). También bajo la bandera del Dios católico se lideran cruzadas sangrientas en la actualidad.

Esta guerrilla es la causante de la desolación que el norte de Uganda sufre desde hace 24 años y que se ceba sobre todo sobre la diezmada población acholi. La impotencia del gobierno ugandés por desarticularlos añade aún más desolación a la causa, y es que cuando unas pocas personas se valen de la crueldad máxima para sus fines su efectividad se multiplica considerablemente. Los guerrilleros han basado su fuerza en el terror hacia los más inocentes, empezando por ataques a la población civil para desconcertar a las fuerzas gubernamentales. Cuando empezaron a coger fuerza también llevaron a cabo ataques a más alta escala.

Pero una de sus técnicas mas deplorables ha sido la del uso abusivo de niños soldado para aumentar sus fuerzas, técnica que desarrollaron masivamente a partir de 1994. Imaginen una tranquila aldea africana donde los jóvenes aprenden en escuelas precarias de madera mientras sus padres trabajan de sol a sol en el campo cuando de repente un grupo de guerrilleros armados empieza a disparar sobre ellos, a quemar sus casas y a secuestrar a sus niños, y la única defensa que tienen contra las balas son palos y arcos y flechas. El cine nos ha ayudado en muchas ocasiones a ello, entre otras en la reciente «Diamantes de sangre» (EE.UU., 2006, 138′. De Edward Zick. Con Leonardo DiCaprio, Jennifer Connelly, Djimon Hounsou). Pero la vida real nos trae historias de niños obligados a matar a sus propios padres y hermanos para no ser asesinados ellos mismos, que han visto cómo quemaban vivos a todos los miembros de su famila y a los que le han puesto con una metralleta en medio del campo de batalla para disparar a «enemigos» difusos entre la maleza. Niños usados como blanco, como escudos, niños muertos que yacen como piedras en medio del campo tras la batalla. En Uganda este horror aún se vive y la única forma de paliarlo son los refugios donde estos jóvenes se esconden de la noche: «Lo mejor es el día; aunque vengan, puedes verlos y correr por tu vida. La vida de noche no nos gusta». Son miles de almas inocentes, muchas de ellas que han sobrevivido al horror del secuestro (algunos han llegado a ser secuestrados hasta más de tres veces) y que temen a la noche y que odian ser niños: ellos no quieren ser mayores para cumplir sus sueños, quieren ser mayores para no ser secuestrados. Están destrozados psicológicamente y las pesadillas no les dejan dormir.

Actualmente se calcula que solo unos 200 guerrilleros componen el Ejército de Resistencia del Señor, pero a pesar de ser tan pocos siguen resistiendo e incluso el gobierno ugandés se ha visto en varias ocasiones obligado a negociar con ellos. Además, han contado ocasionalmente con la ayuda de Sudán y de parte de la población civil. En el verano de 2006, el líder del LRA declaró un alto el fuego para iniciar las negociaciones con Museveni, pero hasta hoy día no se ha llegado a nada concreto. Así y todo, Uganda es uno de los países más pobres del mundo, y su población busca oportunidades hasta en el infierno: hace unos días el presidente anunció la creación de una leva de 2.000 cascos azules para ser mandados a la zona más cruda del conflicto que se libra en Somalia. En un país donde un soldado raso cobra unos 100 dólares al mes, la promesa de ganar 800 dólares mensuales como casco azul se torna en sueño, por lo que muchos ugandeses desean este puesto de trabajo a pesar de poder significar una viaje de ida pero sin vuelta.

  1. 13/10/2011 a las 13:19

    Enhorabuena José Manuel por tu blog. Un gran trabajo.

    Un saludo,

    José Antonio Rodríguez Salas
    Alcalde de Jun

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